Certamen de microrrelatos
GANADORES DEL CERTAMEN DE MICRORRELATOS AF-2022
Estos son los 10 microrrelatos seleccionados del certamen (por orden alfabético en cuanto al título del relato):
1. CARTA RESERVADA (Rafael Arroyo Sánchez) (España)
2. DAMOCLES (Daniel Portillo Martínez) (España)
3. EL PEZ MÁGICO (Ana María Abad García) (España)
4. GPS (José Martínez Moreno) (España)
5. LATIDOS (Jesús Montoro Louvier) (España)
6. LOS PASOS OSCUROS (Fco. José Segovia Ramos) (España)
7. POST MORTEM (Gustavo M. Magallanes Pacheco) (Venezuela)
8. RAÚL LOGRÓ ESCAPAR (Alberto Puyana Domínguez) (España)
9. SACRIFICIO (Eric Michel Villavicencio Reyes) (Cuba)
10. UNA NOVEDOSA CADENA ALIMENTICIA (Martín Ernesto Troncoso) (Argentina)
A continuación publicamos las obras y autores ganadores del certamen. Los tres microrrelatos se publicarán en el libro memoria del festival:
MÍSTICO LITERARIO (1º Clasificado).
RAÚL LOGRÓ ESCAPAR (Alberto Puyana Domínguez) (España):
Avanzo a trompicones en mitad del oscuro bosque sorteando malezas, árboles y piedras, transitando un sendero que no existe, mientras percibo detrás de mí su jadeo y excitación. Hace pocos segundos, entre sombras, lo he visto asaltar a mis compañeros de expedición, asesinándolos sin piedad. Tras de sí deja un ignominioso rastro de sangre, vísceras y muerte. Los cuerpos, desmembrados, yacen en mitad de ese claro que no ha sido más que una trampa mortal.
Solo Raúl parece haber escapado a tiempo: su cuerpo, fácil de localizar a simple vista por el llamativo chaleco color mostaza que llevaba puesto, no estaba con el de los demás, de eso estoy seguro. Así que asumo que yo he sido la distracción perfecta y casi milagrosa para que mi amigo pudiese escapar. Dejo de escuchar a esa criatura a mis espaldas y por un instante fantaseo con la posibilidad de que quizás haya conseguido despistarlo en la espesura del bosque.
Mas de repente, el haz de luz de mi linterna lo encuentra frente a mí, cerrándome el paso: es un animal prodigioso y, en cierta forma, bello, de enormes dimensiones e hirsuto pelaje. A simple vista cualquiera lo confundiría con un lobo gigante, pero es justo cuando se incorpora sobre sus patas traseras y abre sus fauces dejando escapar el gorgoteo de la sangre ajena en su garganta, cuando soy consciente de que me enfrento a una muerte segura y dolorosa.
Arriba, en el firmamento, la luna llena promete ser mudo testigo del último hálito de mi vida. Y es poco antes cuando descubro los jirones de un chaleco mostaza que envuelven el tórax de la bestia y comprendo que, para mi desgracia, acabo de encontrar a Raúl.
2º Clasificado.
CARTA RESERVADA (Rafael Arroyo Sánchez) (España):
Director Jefe
Departamento de Criptografía
(RESERVADO)
Consejo Superior de Hallazgos y Conexiones con el pasado. Doceava fase lunar-año 2.832:
Tras un riguroso criptoanálisis con los procesadores más avanzados que dispone el Departamento, le remito la transcripción de los símbolos y caracteres ideográficos descubiertos en la cueva Atesor del valle de Nede.
“Tras la guerra nuclear que asoló nuestro planeta en el año 2072, la tierra quedó envuelta en un manto de semioscuridad, radiación y cenizas. Todas las aguas de la superficie terrestre quedaron contaminadas. La congelación y desertización avanzó en los hemisferios, y un hedor putrefacto alcanzó los límites de la estratosfera.
Así lo dejaron escrito los supervivientes de la hecatombe nuclear refugiados en este valle que, por causas desconocidas, se mantuvo limpio de radiación y contaminación.
Aquellos primeros pobladores del valle crearon un Consejo de Supervivencia y redactaron leyes para gobernar y subsistir ante la escasez de recursos. Sobresaliendo de entre todas las leyes la primera:
1ª) El número máximo de habitantes del valle nunca sobrepasará los 3.500. Se establece los 45 años como edad límite de vida. Caso de sobrepasar la cifra de 3.500 habitantes, se reducirá la edad límite de vida.
Yo nací en este valle y en él murieron mis padres en aplicación de la ley anterior.
En un libro antiguo de historia, de los muchos que trajeron los supervivientes, leí que en una cueva se encontraron pinturas con 34.500 años de antigüedad. Aquella lectura me estimuló a pintar durante años ideogramas inventados por mí en el fondo de esta cueva, con la esperanza de que vean la luz algún día y puedan ser descifrados por una renacida civilización capaz de aprender de los errores de sus antepasados.
En dos semanas cumpliré 45 años y como el Consejo nunca me asignó una mujer para formar una familia, esta noche intentaré salir del valle atravesando las montañas”.
El texto ideográfico debería considerarse reservado para no interferir en el desarrollo del programa nuclear.
La antigüedad de los símbolos pintados en la roca pueden cifrarse en quinientos años. Respetuosos saludos.
Firmado: Acusilao de Dídima.
3º Clasificado.
GPS (José Martínez Moreno) (España):
«En cincuenta metros, gire a la izquierda, sin prisa».
La voz arrancó a Amador de su estado de amodorramiento. El navegador se había comportado de manera anómala desde que se había internado de madrugada por aquella solitaria carretera que atravesaba vastas montañas atestadas de árboles. Primero fueron las interferencias y la pantalla que no respondía; luego el cambio en el tono y esa curiosa locuacidad que él nunca había observado y que volvió a comprobar en ese mismo instante:
«Ahora gire a la izquierda con cuidado. Es una curva cerrada y peligrosa».
Todavía incrédulo por lo que escuchaba, obedeció las recomendaciones de la voz. Sonaba tan hipnótica que resultaba complicado ignorarla. No sabía si era esa la razón del embotamiento de los sentidos que experimentaba desde hacía rato, como si tuviera la cabeza sumergida en agua.
«Ahora, sigue recto durante un kilómetro por esta carretera y no te desvíes».
¿Estaba desvariando o el GPS acababa de tutearle?
No estaba seguro. No conseguía razonar con normalidad y aquella neblIna mental iba en aumento. Parpadeó varias veces para intentar despejarse y pretendió encender la radio, pero recordó que había enmudecido desde que el navegador había «renacido», por lo cual lo acompañaba un silencio envolvente que lo acunaba y adormecía.
Se sentía extraño, como si no fuera del todo dueño de sus acciones; sin embargo, no podía hacer nada por evitarlo.
«Continúa recto», dijo entonces la seductora voz, y él se sintió transportado por ella. Deseó ser guiado por ella.
«Acelera», ordenó, y él pisó a fondo.
«Ahora, rompe la barrera de protección y lánzate al precipicio».
Amador, dócil y ausente y con la mirada perdida, obedeció sin más.
Y mientras el coche se despeñaba pudo escuchar por última vez al GPS, cuya voz se tornó gélida y siniestra al transmitirle sus últimas palabras:
«Unos doscientos metros más abajo, habrás llegado a tu destino».
«Gracias por seguir las indicaciones del Gran Provocador de Siniestros».