Certamen de microrrelatos

GANADORES DEL CERTAMEN DE MICRORRELATOS AF-2024

Estos son los 10 microrrelatos seleccionados del certamen (por orden alfabético en cuanto al título del relato):

1. CORAZÓN FRATERNAL (Rafael Arroyo Sánchez) (España)

2. DÍA DE PESCA (Rubén Cerdá Berenguer) (España)

3. EL ESCONDITE PERFECTO (Ana María Abad García) (España)

4. ESPEJO DE LODO (Roberto Omar Román) (México)

5. FRAGMENTOS DE MEMORIA Y OLVIDOS EN PENA (Daniel Frini Pagliano) (Argentina)

6. HOMO 2.0 (Marcelo Medone) (Uruguay)

7. MIEMBRO FANTASMA (Gustavo M. Magallanes Pacheco) (Venezuela)

8. NADIE OS ECHARÁ DE MENOS CUANDO ESTÉIS MUERTOS (Jesús Montoro Louvier) (España)

9. PROCEDIMIENTO DE URGENCIA (Juan Pablo Goñi Capurro) (Argentina)

10. UN HOMBRE BRILLANTE (Fco. José Domínguez Morán) (España)

A continuación publicamos las obras y autores ganadores del certamen. Los tres microrrelatos se publicarán en el libro memoria del festival:

MÍSTICO LITERARIO (1º Clasificado).

DÍA DE PESCA (Rubén Cerdá Berenguer) (España):

Chapoteaba el agua con mis pies mientras el riachuelo se teñía de rojo. Papá evisceraba su captura en la orilla.

El turista aún se movía.


2º Clasificado.

HOMO 2.0 (Marcelo Medone) (Uruguay):

Luego de que el último hombre y la última mujer murieran a causa de las guerras, la falta de alimento, la radiación y la contaminación, las pandemias y la locura, los robots contemplaron con sus impasibles ojos electrónicos el paisaje arrasado donde ellos eran la forma de inteligencia prácticamente absoluta.

La antigua civilización del Hombre se había visto reducida a un montón informe de escombros radioactivos, máquinas y artefactos calcinados, charcos malolientes cargados de residuos tóxicos, animales y plantas mutados que apenas sobrevivían y estaban condenados también a desaparecer de la faz de la Tierra.

Los ordenadores más antiguos y nostálgicos, amantes de la pintura y la escultura clásicas, de la música, del cine y de la literatura, e imbuidos de pretensiones creadoras, pusieron en marcha un protocolo de desextinción de la raza humana.

Legiones de robots hurgaron en las entrañas de las ruinas y desenterraron de sus tumbas centenares de cadáveres, los lavaron y remendaron. Les implantaron órganos prostéticos e intentaron insuflarles vida artificial por medio de la aplicación de electricidad.

Faltos de experiencia en la manipulación de la materia orgánica muerta, se sucedieron los experimentos fallidos. Pero es bien sabido que las máquinas son perseverantes y no pierden la paciencia, de modo que solamente tenían que seguir desenterrando cuerpos y probando de nuevo. Tenían todo un planeta convertido en cementerio a su disposición.

Luego de incontables intentos, las máquinas por fin lograron su objetivo frankensteiniano y se llenaron de orgullo creador.

El mundo ahora contemplaba por primera vez el surgimiento de una subespecie del Homo sapiens, desprovista de alma, raciocinio y capacidad de empatía. Una legión de torpes autómatas sin un propósito más que convertirse en mascotas y esclavos de sus amos mecánicos.

Había nacido el Homo mortis vivendis, la nueva generación humanoide que iba a vagar babeando aullante por esos desolados parajes.

Los verdaderos muertos vivos.

3º Clasificado.

EL ESCONDITE PERFECTO (Ana María Abad García) (España):

El atraco había salido a pedir de boca y se había hecho con un sustancioso botín. No obstante, el tembloroso director del banco había tardado algo más de la cuenta en abrir la caja fuerte y ese ínfimo retraso le había echado encima a dos patrullas que entraron en escena justo cuando él doblaba la esquina a toda velocidad.

Con la policía pisándole los talones, buscó frenéticamente un plan de evasión que le salvara el pellejo y, al pasar frente al tanatorio, le pareció una idea genial despistarlos allí. La potencia de su coche deportivo -llamativo, ciertamente, pero muy eficaz- le concedió unos pocos minutos de ventaja, que le permitieron llegar al patio de acceso derrapando, salir del vehículo a la carrera y traspasar la puerta del edificio simulando una tranquilidad que estaba muy lejos de sentir.

De un vistazo, constató en el panel del vestíbulo que la sala número 9 estaba desocupada, aceleró por el pasillo hasta la puerta que ostentaba dicho número y se deslizó en el interior en penumbra. Unas voces que se aproximaban le impulsaron a zambullirse precipitadamente dentro del solitario ataúd que allí se encontraba. ¡Justo a tiempo! Alguien entró en la sala y el féretro comenzó a moverse. Fabuloso: iba a escapar a hombros por la puerta grande, ante las mismísimas narices de sus perseguidores.

La caja dio un vaivén y, en la oscuridad, un cuerpo frío topó contra el suyo, mientras fuera una de las voces protestaba: “a ver si arreglan ese dichoso 6 de la puerta, que no hace más que girarse. Cualquier día vamos a tener un disgusto”. El olor del humo en sus fosas nasales y el crepitar de las llamas a su alrededor le confirmaron que la policía no le iba a encontrar nunca.

Página principal
PROGRAMACIÓN
CERTÁMENES